Dos días después.

Es el segundo amanecer después de la noticia. El gobierno de los Estados Unidos tomó la decisión de comenzar un proceso conducente a la eliminación de Cuba de la lista que ellos elaboran de países que supuestamente apoyan el terrorismo y de la adopción de otras medidas en la dirección correcta. Han sido tomadas tardíamente por un gobierno al que le quedan solo unos días por lo que no puede asegurar por sí mismo su implementación. No nos engañamos, ni somos ingenuos. Sabemos que son pasos reversibles y conocemos las intenciones de quienes desean destruirnos. Las nuevas decisiones están muy lejos de la eliminación del bloqueo; pero aun así es una noticia que nos acerca la imagen de un escenario que mi generación y las posteriores no han vivido por un minuto.

 

Solo en el sector del transporte, que conozco un poquito más, una relación normal con los Estados Unidos tendría un impacto muy fuerte, por su cercanía geográfica, y capacidad económica y tecnológica. Para la aviación cubana, privada hoy de adquirir aviones; para la navegación con la llegada de los cruceros y un intercambio marítimo-portuario mucho mayor; para el transporte automotor, con la presencia en el mercado cubano de fabricantes de automóviles con garantía de servicios integrales de post venta, con facilidades para las piezas de repuesto; para el ferrocarril que pudiera adquirir las locomotoras de gran porte que una vez intentamos comprar sin éxito; y para cada una de las ramas del transporte y en general para la movilidad de las personas y las cargas, sería un escenario muy positivo.

 

Pero esa no es la realidad de hoy, independientemente de lo que nosotros queramos. Por lo tanto, desde el transporte nuestra mirada intensa, continua y con sentido de la urgencia debe estar dedicada a resolver cada uno de los problemas, que son muchos, a nuestro alcance y un poquito más, aplicando la máxima de que lo imposible lleva un poco más tiempo, recursos, esfuerzos.

 

Así amanece dos días después, gracias también a la resistencia y certeza de que podemos salir de las peores circunstancias con desarrollo; y a la solidaridad de muchos en todo el mundo que han convertido nuestra epopeya en la suya.