Pablo Fresneda en el análisis del Gobierno sobre el transporte en Cuba en el 2024.

La semana pasada se realizó la reunión de Gobierno para analizar los resultados del ministerio de Transporte durante el 2024 y sobre todo las perspectivas para el actual año, en la que participaron funcionarios y especialistas del ministerio y de múltiples empresas e instituciones y, mediante videoconferencias, los delegados de transporte de cada una de las provincias del país, funcionarios de los gobiernos provinciales, empresarios estatales y no estatales, especialistas y trabajadores directamente vinculados a la producción o los servicios.
En próximas publicaciones abordaremos el tema central de la reunión, por supuesto bien complejo, con resultados que distan mucho de los deseados.
Pero ahora queremos compartir con ustedes la vivencia de uno de los asistentes a esa reunión, Pablo Fresneda. Él se ha desempeñado como estibador durante 20 años en la terminal portuaria Andrés González Lines en La Habana. Pablo, quien como otros tantos cubanos, sufre las dificultades que enfrenta el transporte público en el país, aprovechó la oportunidad para expresar sus inquietudes y proponer soluciones.
Un equipo de Desafío tuvo la oportunidad de conversar con él en un paréntesis mientras cargaba sacos en el puerto de La Habana.
“Como buen cristiano, bendije a todos los presentes y pedí que Dios pusiera en mi boca un mensaje que impactara de alguna manera. No todos los días tienes la oportunidad de hablarle directamente al presidente de la República”, nos comenta, todavía agradecido por la posibilidad de dirigirse a las más altas autoridades del país en diálogo franco y abierto.
Su mensaje, cargado de sinceridad y preocupación, abordó la importancia de la actividad portuaria para la economía del país y cómo en los últimos meses se ha experimentado un incremento de los salarios de los trabajadores portuarios y una mejoría en las condiciones en la alimentación en los puertos cubanos en un trabajo que es tan duro. Me satisfizo escuchar su reconocimiento al viceprimer ministro Jorge Luis Tapia y a otros directivos en que se lograra esa transformación.
Y estas palabras se hacen especialmente significativas si tenemos en cuenta que Pablo es, hasta ahora, una de esas figuras anónimas que, de manera literal, cargan parte del sustento de un país: cientos y cientos de sacos llenos de productos de la canasta básica normada pasan sobre sus hombros mes tras mes.
También hizo hincapié en la entrevista con nuestro equipo de Desafío en la necesidad de seguir el ejemplo del sector de la aviación, que ha puesto a disposición del transporte público varios de sus ómnibus. “Deberíamos masificar esas iniciativas. Si otras entidades, si otros sectores hicieran lo mismo, podríamos aliviar la carga sobre los cubanos que dependen de este servicio a diario. Yo creo que no debe ser tan difícil”, afirmó.
En la propia reunión abordó este tema y el primer ministro Manuel Marrero Cruz reiteró la máxima prioridad este asunto, de modo que tengamos un mayor aporte de los vehículos estatales a la transportación pública de pasajeros en el país.
Para mí y estoy seguro que para el resto de los directivos del ministerio de Transporte, fue un privilegio el poder compartir esa reunión con Pablo Fresneda.
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